martes, enero 04, 2005

Faluya: la Varsovia neoliberal del S. XXI

“Antes que el capital sigue siendo el ser humano”
Teología de la Liberación.



La democracia de Bush, y la que se pregona cada día en nuestros telediarios, es la que está convirtiendo a la población de Irak en una autentica mártir del saqueo inhumano que pretenden legitimar, en forma de Constitución democrática, los mercados neoliberales del sistema capitalista de Occidente. El mismo sistema que decidió “liberar” a los iraquíes de un sátrapa llamado Hussein y creado por el Imperio judeo-cristiano. Gentes nacidas en la cuna de nuestra civilización (¿progreso?), y que ya nos gustaría a muchos de los que habitamos incrustados en la cartesiana máquina neoliberal, igualarles en disciplinas humanas que van desde la filosofía hasta la medicina pasando por la música. Sociedades donde las humanidades en general son sus auténticos valores.

Esta misma población es la que ya fue sometida a la catástrofe de una de las nuevas y tecnologizadas guerras de la posmodernidad (especializadas en causar muchas más víctimas entre la población civil que entre la militar) y a la que continuamos bombardeando y torturando para implantar unas nuevas reglas del juego. Como aquella famosa y cinematográfica frase pronunciada por los croupiers de cualquier casino de Las Vegas y que reza: “¡Hagan juego Señores!”.

Faluya, a estas alturas de la tragedia, puede considerarse un neo-gueto, como el de la vieja Varsovia, implantado en el territorio de la Irak del 2005, y que ha sido sometido a una nueva barbarie histórica. No es muy distinta la Faluya que describen las crónicas de los pocos periodistas serios que se juegan la vida, a la Varsovia que relata W. Szpilman en El pianista del gueto de Varsovia. Faluya, ciudad sitiada y arrasada, donde los que huyen de las epidemias y el hambre, siguiendo las más elementales normas humanas y mostrando pañuelos blancos, son disparados sin discreción por las Fuerzas Ocupantes.
Hablan de una ciudad donde los perros han estado comiendo cadáveres humanos durante semanas y se han vuelto agresivos, propagando toda clase de enfermedades. Poblaciones enteras sin agua potable, luz, alimentos, médicos. Como si de una enorme Tsunami se tratara, y hubiese inundado de atrocidades también a las poblaciones de Irak

Inauguramos el 2005 con una catástrofe Natural en Asia que, al decir de las noticias, hubiese podido ser evitada por el hombre. Y por el hombre, seguimos provocando otras catástrofes Humanas mucho más devastadoras para el espíritu en el corazón de nuestra Mesopotamia.

Cualquier lunes de éstos podría describirse como lunes bañado de negro en nuestros asfixiantes días de principios de milenio en la era de la crisis del capitalismo como sistema de organización. A veces parecen infinitos los argumentos que podríamos utilizar para calificar de muy poco eficiente nuestro actual sistema de organizar la vida. El negro, en economía y en la vida valen lo mismo, o dicho de otro modo, equivalen a la muerte. Y no es que quiera estropear las fiestas de nuestra Navidad burguesa.

El oro negro, que como todo lo precioso habría que aprender a no desperdiciar, está salpicando nuestras costas y nuestras bolsas y así, como el negro marfil del dominó boca abajo, inunda las carreteras y nuestras vidas, y seguimos preguntándonos: ¿qué es lo que no funciona? Nuestro sistema completo merece un auténtico esfuerzo de reingeniería para optimizar el coste/beneficio que obtenemos del cosmos, de la Naturaleza. Lo más optimista del caso es que empezamos a entender algo de las lógicas de la vida y, empieza a ser evidente que sin cooperación no hay nada. Algunos dicen que la placenta es un ser que muere para dejarnos vivir. Si esto no es cooperación, por no llamarlo poesía, es que nos hemos vuelto todos ciegos!

Seguiremos salpicándonos de negro mientras impere la estupidez y el egoísmo mal entendido. Quién sino nosotros debería poner freno a este caduco sistema de vivir. Es demasiado evidente que los PIB`s no miden lo humano.

Pero hasta aquí lo negro. Uno puede quedarse en blanco incluso pensando en lo negro.

Toda crisis es un replanteamiento de la situación, y un esculpir palabras que volverán a ofrecer coherencia a todo el sistema comunicativo vivo. Esta debe ser la razón por la que es poco ético lanzar mentiras (las pequeñas banalidades del mal) y aumentar el ruido que nos aleja de las palabras que iluminan.

Estamos inertes frente a la posibilidad de cambio y está en nuestras manos pasar al acto. Chomsky dice que el poder está en todas partes y que si la gente se organiza pueden cambiar las cosas. Hacer de la globalización una forma de inteligencia compartida depende de cómo nos organicemos.


Feliz y pacífico 2005.

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