jueves, mayo 13, 2004

Soy luego pienso

"La lengua es la piel del alma"
Fernando Lázaro Carreter
Primero es el ser y luego, en el tiempo, el pensar. El pensar requiere el tiempo de la memoria y sus arrítmicos mecanismos del olvido y del recuerdo. Sin memoria no hay pensamiento y el "ser" es la obra que modela el tiempo en su existencia. El ser es como la piedra que en su interior conserva la narración subjetiva de su existencia y en definitiva su ser piedra, mostrándonos también su rostro en lo que percibimos como piedra.
El rostro del ser humano posee la particularidad de extenderse con el lenguaje y generar esa piel colectiva, intangible, que llamamos cultura. Y la cultura no seria posible sin un pensar y sin una consciencia de ser.
En nuestros hipermodernos tiempos, todos avanzamos acelerados, pero sin rumbo, hacia no se sabe qué progreso, y nuestra consciencia nos está haciendo pensar sobre qué está pasando en este globalizado y gastado mundo.Poder económico, poder político, sociedad civil global, terrorismo transnacional, sostenibilidad, todo nos habla del ser en el siglo XXI.
Estos días, en Barcelona, estaremos de Fórum de las culturas, y estas preguntas circularán por una metrópolis que debería servir de altavoz para sugerir algunas opiniones que, si la fiebre especulativa lo permite, expresarán un público saber colectivo. Como barcelonés, comparto también esa extraña paranoia que suscita el Forum 2004, esa ambivalencia que nos hace ser víctimas y cómplices de un espectáculo cultural que, aunque criticamos, puede que incluso acabe siendo útil. Ahora que ya ha empezado, esperemos que, de la inteligencia compartida, emerja un manifiesto capaz de arrojar un poco de luz a este cercano ocaso imperial del capitalismo neoliberal.Y es que todo huele a decadencia por los alrededores de los halcones que defienden con sus garras una teoría financiada por unos oligarcas que nos imponen su pensamiento único. Un pensamiento aceleradamente alejado de la realidad.
Ayer una fotografía del rostro cansado de Colin Powell, anticipaba la caída física y psicológica de unos tiranos que sustentan unas tesis más cercanas a la religión que a la razón humana. El mismo Powell dice textualmente estar agotado, frustrado y amargado. Un secretario de Estado que ya no se habla con su vicepresidente Dick Cheney. Gentes rodeadas de escándalos financieros, torturas, implicadas en terrorismo internacional (Johon Negroponte), y sobre todo, responsables de crímenes contra la paz.
Frente a todos estos, también están aquellos poderes que se alimentan de otras religiones para cometer otros crímenes. Otros capitales transnacionales que defienden sus intereses privados y que también financian el suicidio colectivo de ese mismo ser humano que somos todos.
Los acontecimientos, olvidados y recuperados en nuestra memoria colectiva, nos hacen pensar en todas estas causas y todas estas consecuencias por mucho que les disguste a Bush, Blair y Aznar. Nos hace pensar que estamos en medio de una guerra declarada entre distintos poderes transnacionales que defienden sus grandes intereses a costa de inmensos riesgos. Gentes que pretenden escribir con sangre la historia que más les convenga.
Ya hemos comprobado cómo la cultura no nos inhibe de la barbarie, y así cómo sufrimos sofisticados atentados contra la paz generados por subproductos de la cultura islámica (nada tiene que ver el Islam en esto), también cometemos sofisticados crímenes en nombre de nuestra cultura judeocristiana occidental.
Somos los mismos con pieles culturales distintas.